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En la hora de la despedida

Cuando ya has hablado y comentado de todo, es difícil escribir algo divertido y nuevo, pero bueno, lo voy a intentar. 
Permitidme advertiros, lectores ávidos de controversia, que esta breve o larga reflexión ( ya veremos como acabo esto) estará exenta de mi habitual retranca, o eso espero, pues nada puedo prometer. 
Cuando se van sumando años, también se van sumando experiencias y momentos inolvidables, recuerdos imperecederos que se graban a fuego en un rincón de la memoria.
No es mi intención edulcorar el sabor agridulce de la vida, antes bien, los momentos inolvidables pueden ser bellos o terroríficos, y no por ello dejan de ser momentos importantes de nuestra vida. 
Abrir etapas viviéndolas intensamente es la antesala de que algún día se cerrarán. 
Y es que sois muchos y muchas las que me preguntáis por el  abandono progresivo de todas las redes sociales de este humilde juntaletras. 
Y es por ello que os debo una explicación y esa explicación os la voy a dar. 
Antes de nada y para no causar desasosiego, ya os anuncio que este blog, reflejo de mi pensamiento, seguirá abierto sine díe. 
Creo que fue en 2007 cuando comencé esta andadura digital con la apertura de este blog que tantas satisfacciones me ha dado, después llegaron Facebook y Twitter, además de un sinfín de plataformas de las que hoy ya no quiero acordarme. 
Pero un día el intelecto dice basta. 
Hace un tiempo alguien al que estimo demasiado, me dijo que sólo me importaban dos cosas. A pesar de que al principio no le di especial importancia, al cabo de un rato entendí que era una realidad incontestable. 
No quiero decir con esto que no me importen muchísimas más cosas, pero sin embargo, esas dos cosas son sobre las que versa mi vida. 
Compartir este viaje con vosotros y vosotras ha sido una verdadera experiencia repleta de confidencias y alegrías. 
Pero un día hay que decir adiós a pesar de que las despedidas siempre son dolorosas, sobre todo para el que se siente abandonado. 
No hay más razón que la que da el libre pensamiento y la observación de todo lo que me es ajeno. 
Volver al anonimato se hace indispensable para poder volver al origen de lo que siento como genuino. 
Dejar de interferir e influenciar en pensamientos, es la mejor razón del que ama la libertad en su máxima expresión. 
Es por todo esto, y nada mas que por esto, os digo adiós, no sin antes agradeceros vuestra compañía y amistad en estos últimos 15 años. 
¡Hasta siempre!

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