Mientras el PSOE lidia con legislaturas complejas, Page se erige en solista del coro de Feijóo y Aznar. Cada crítica suya a Sánchez es un estribillo que la caverna mediática repite con júbilo. ¿Casualidad? Es más fácil creer que los toros vuelan. Page no discrepa, alinea. Sus diatribas no son reflexión, son munición para el caso omiso de la oposición.
El Arte de la Puñalada Dialéctica: Con una sonrisa de cura de pueblo y un lenguaje que pretende mesura, Page clava el cuchillo. "Yo no soy ése", parece decir mientras pasea su equidistancia fantasma. Equidistancia entre el PSOE y... ¿el PP? ¡Venga ya! Su equidistancia es como la de un torero: todo gesto para el público, pero el estoque siempre apunta al mismo lado.
El Flirteo Descafeinado con la Extrema Derecha: ¿Sus guiños a Ayuso? ¿Sus silencios cómplices ante las barbaridades de Vox? Page no solo tolera la derecha extrema, la normaliza desde su atalaya "socialista". Es el perfecto "gateway drug" para el votante despistado: "Miren, si un 'socialista' como yo no les critica mucho... ¿serán tan malos?".
¿Y su Futuro? La Derecha lo Acoge... Como Tonto Útil.
Page sueña, quizás, con ser el "Puente de Plata" hacia un gran pacto contra natura con el PP. ¡Pobrecito iluso! La derecha que hoy aplaude sus deslealtades no busca un aliado, busca un peón. Lo acarician hoy como se acaricia a un perro faldero que ladra a quien interesa. Pero cuando deje de ser útil, cuando su traición al PSOE esté consumada, lo dejarán en la cuneta política con la misma elegancia con la que dejan una colilla.
Page no es un disidente valiente; es el socio preferente de la estrategia del PP: dividir al centro-izquierda. Es "el "socialista" de postín que da coartada a la derecha más rancia para decir "Miren, hasta los suyos lo critican".
Así que, señor Page, siga usted con su teatro del despecho. Siga vendiendo entradas para el próximo "beso de la deslealtad" a Sánchez. Disfrute sus minutos de gloria en los platós de la caverna, donde lo tratan como al "socialista sensato" (léase: el que nos hace el trabajo sucio).
Pero no se engañe. Cuando la función termine, su lugar no estará en el Olimpo socialista, ni siquiera en la primera fila del PP,estará en el rincón de los tránsfugas ilustres, junto al polvo de otros que creyeron que bailar al son de la derecha les daría eternidad. Su legado no será el de un estadista, sino el del discípulo que, en vez de pescar hombres, pescó migajas de relevancia en el lodazal de la deslealtad.
Castilla-La Mancha merece un líder, no un espectáculo ambulante de ambición y puñaladas traperas. El socialismo, el de verdad, sigue en otra parte. Usted, señor Page, parece empeñado en actuar su propio Via Crucis hacia la irrelevancia... con parada y fonda en la casa del enemigo. ¡Que le aproveche la tajada!