Sin esfuerzo no hay recompensa.
Cuando me embarqué en la lucha por la residencia de mayores, supe que tendría que renunciar a muchas cosas, entre ellas, la de la renuncia política.
Intenté con toda la diplomacia posible, hablar con delegados provinciales, consejeras, alcaldes, .... sobre la imperiosa necesidad de abrir de una vez este recurso público.
Me engañaron y mintieron como jamás había imaginado.
En ese momento entendí que solo la presión ciudadana sería capaz de revertir la atonía y el desprecio de las instituciones implicadas en abrir la residencia.
Llamadas al orden, comentarios injuriosos, y muchas conversaciones telefónicas subidas de tono, se convirtieron el la tónica general de mi día a día.
Nada me hizo cambiar de parecer y empecé a diseñar una campaña de difusión perfectamente organizada y que iría "in crescendo" sumando apoyos y voluntades.
Priego, solo Priego estaba en mi mente y en el corazón.
Esa pequeña patria chica que me ha dado tanto y que la siento como una segunda piel.
Hoy se abre una nueva etapa para la esperanza de la que todos los pricenses debéis ser protagonistas.
Aún con la emoción en el cuerpo, no puedo dejar de agradecer a todos vuestra complicidad en esta aventura.
En especial :
A mi amada esposa, cómplice de los sueños y guardiana de lo noble y bello, y a mis padres, que me enseñaron la rectitud como forma de vida.
0 comentarios:
Publicar un comentario