Hoy, queridos lectores, este humilde juntaletras va a disertar sobre como afecta un punto de fuga en la vida.
Como sabréis, las líneas paralelas que convergen en el famoso punto de fuga.
Técnica que se ha usado con frecuencia en el arte de la pintura y que Da Vinci con gran maestría la hizo célebre.
Pero no, queridos amigos, no quiero hablar de pintura ni de arte, hoy mi punto de fuga es una nueva reflexión existencial y que radica en la observación de lo cotidiano.
Cambiemos líneas paralelas por vidas paralelas, cambiad dos simples líneas paralelas y multipliadlas por vidas paralelas de seres queridos y amigos.
En momentos de zozobra, buscar un punto de fuga, es reconocer que estamos condenados a encontrarnos, con nosotros mismos y con todos aquellos y aquellas que significaron algo en nuestras vidas.
Y en el punto de fuga, buscamos lo que significa la verdadera libertad, la de creer en unas certezas volubles a discreción del interesado.
Entre creer y no creer, yo tengo la firme convicción de haber hallado ese punto de fuga donde me recreo en la idea de formar parte de algo mucho más grande y que excede mi conocimiento.
Queridos lectores, los caminos hacia el punto de fuga son inescrutables.
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