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Se le apagó la luz, Diego Jesus Jiménez ya descansa en paz

Hoy los Pricenses estamos de luto, hace unas horas ha fallecido el poeta de Diego Jesús Jiménez, natural de Priego,autor de Fiesta en la oscuridad 2006 Iluminación de los sentidos. Antología 2001 Itinerario para naúfragos 1997 Bajorrelieve 1990 Coro de ánimas 1968 La ciudad 1964 Ámbito de entonces 1963 La valija
Ademas fue galardonado con infinidad de premios en su dilatada carrera poetica entre los que destacan, el premio Nacional de Poesía de España 1997,el premio de la Crítica de Poesía Castellana 1996 y el premio Adonáis de Poesía 1964.

Todos aquellos quieran dar el ultimo adios a nuestro amigo, compañero y poeta lo podran hacer en la parroquia san Nicolas de Bari de Priego a las 6 de la tarde.


ESPACIO PARA UN SUEÑO

Escondido repite,
por cipreses y yedras, un pájaro su canto.

Celebra la mirada
una batalla con el tiempo esta tarde de otoño
incendiada de nieblas. Y pensando en la Historia
-una nube de polvo en el paisaje,
las piedras estañadas por los tonos azules
que ha dejado la lluvia en las almenas- ves derramarse el tiempo.

En la antigua arquería, los fragmentos
de una inscripción indescifrable, poco a poco, se han ido convirtiendo
en pequeños reptiles disecados: belleza aniquilada
que aún deslumbra a tus ojos. Es el tiempo
que, como los ríos, huye
-rehén de sus espejos-, al obsesivo espacio de cuanto no ha vivido.
Si debemos morir, ¿por qué la vida,
sobre cualquier lugar de la memoria, continúa esperándonos?

Aletargados por el sol, decoran el silencio
cuantos signos contemplas.

Tan sólo purifica
la calma vegetal que respiras, el canto del jilguero
que la enramada oculta. Así habitas su edad
llena de sufrimiento; la geometría invisible de su música eterna.

Los malvarreales, centinelas de acequias
y de ruinas, la claridad de humo
de esta tarde de octubre, edifican el reino que contemplas.

No sabes ya si vives,
o si sueñas o has muerto y no te has dado cuenta. En sus altares
lo irremediable de la Historia es venerado. Nace de las orillas de un infinito océano
la luz cansada de cuanto te deslumbra. No otra cosa difunde
su corazón ahora, que no sea la muerte
que continúa latiendo.

Diego Jesús Jiménez

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