Dicen los agoreros y pajarracos, agoreras y pajarracas también, que en estos tiempos de zozobra e incertidumbre, subir los impuestos a los ricos y bajárselo a los pobres, está mal.
Que ésta sentencia la diga un rico apesebrado a las plusvalías y a las subvenciones, entra dentro de la normalidad, pero que lo diga un trabajador con un sueldo con el que apenas llega a final de mes, no deja de ser una anormalidad.
Y es que es anormal que haya clase obrera que se crea de una clase social superior de la que está realmente. Ahora bien, tener dos coches por pagar, un piso hipotecado, y 50 euros para cañas y cubatas, da la falsa sensación de poseer un status superior.
Y no digo yo que soñar con irrealidades esté mal, lo verdaderamente tronchante es interiorizar los discursos políticos de una élite poblacional que jamás les tocaría ni con un palo de tres metros.
Sociedad enferma es la que es incapaz de discernir entre libertad y libertinaje o entre justicia social y palos a los de siempre.
Y luego agitan como posesos banderas de España compradas en las tiendas de chinos pues dicen que las confeccionadas aquí son muy caras, patriotas de pacotilla que viven bajo la ignorancia de su propia ignominia.
Como decía el gran Labordeta: váyanse a la mierda
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