Coronación de la Reina y Damas de Honor, pregón constructivo, música en directo, toros de fuego...
No, ayer no hizo falta títeres y la falta de carácter la suplió con creces la lozanía de las hermosas jóvenes que brillaban con luz propia.
Ay los padres!, arrancados de su espacio de confort, dubitaban entre los besos, los abrazos y las lágrimas.
Nada que reprocharles, al contrario, deben estar orgullosos de la prole pues son agricultores del amor por Priego.
No hubo discurso de despedida de la regidora municipal, nadie lo esperaba, nadie lo quería, y fue mejor, mejor pues el Pricense es imprevisible por naturaleza.
Pregón, gran pregón a cargo de José Alberto Estival que nos acercó a su infancia y nos habló de solidaridad, compañerismo y amistad. El pregón que nos acercó el camino a la redención.
Estreno de los toros de fuego, descafeinados y carentes de esa extraña alquimia del fuego que tantas veces nos impregnó.
Mansedumbre compensada con las carreras que con tanta gracia y estilo se afanan en conseguir nuestros bravos jóvenes.
No hubo tiempo para más, el reloj inmisericorde seguía marcando las horas para este Pricense que no tiene la fortuna y la dicha de no laborar en nuestras fiestas.
Como siempre, Viva Priego y os deseo a tod@s unos felices días de encuentro y alegría.
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