Parece que ha pasado mucho tiempo pero la realidad es que no hace tanto. Las victorias de Pedro Sánchez tienen nombres y apellidos, los de los miltantes que nos pusimos en pie después de aquel infausto y trágico comité Federal del primero de octubre. Pero la vida no siempre es justa y muchos de los que conspiraron para derribar a Pedro, siguen en sus puestos y con más poder que antes, mientras que aquellos valientes militantes que sufrieron el escarnio, la ira, y el desprecio, son marginados por los aparatos regionales que siguen en manos de los mismos.
En todo caso, algo hicimos bien al restaurar la legitimidad de Pedro Sánchez al frente del PSOE.
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