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El Discípulo que besó la toga

 Atentos, cofrades del socialismo y la decencia política! Porque hoy toca diseccionar la tragicomedia de Emiliano García Page, el hombre que hizo de la deslealtad un arte barroco y encontró su verdadero hogar político... ¡en la antesala del PP!

No es traición, queridos, ¡es Pageísmo! Un ejercicio de equilibrismo moral donde se abraza al compañero Sánchez con una mano... mientras con la otra afila el puñal (o el báculo, que en Castilla-La Mancha manda). Nuestro Emiliano no es un simple disidente; es Judas Iscariote con cargo institucional, el apóstol que vendió a su mesías por treinta monedas... de la moneda de la derecha más añeja y casposa.


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