La JCCM, pese a ser su propietario en virtud a un acuerdo de cesión con el ayuntamiento de Priego, sigue haciendo caso omiso a sus obligaciones de mantener y abrir la residencia.
Hoy en día los accesos son incontrolados pues sus puertas exteriores están abiertas de par en par y siguen a merced de vándalos y delincuentes para seguir expoliando lo que queda.
Una auténtica vergüenza y que debería sonrojar a los políticos iresponsables de la JCCM.
¿Hasta cuando?
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