Temblad, temblad malditos.
Esto es la conclusión a la que llego después de la sesión de no investidura de Alberto Núñez Feijoó .
A este humilde juntaletras se le hace demasiado largas estas sesiones tan inútiles como estériles y que solo van encaminadas para mayor gloria de los oradores .
Y es que esta sesión de no investidura de Feijoó solo ha servido para que los palmeros hagan gala de de sus grandes dotes para aplaudir como posesos sin apenas prestar atención a lo que se dice desde la tribuna.
Para los palmeros ovacionar a su líder es una religión inquebrantable, no por la afinidad o simpatía, si no porque les va el pecunio en ello.
Pero para la gente que de verdad madruga y que de verdad hace funcionar el país, esto es una burla digna de presidio. Nos hacen perder nuestro valioso tiempo en una sesión de investidura que todos sabemos desde el mismo día de la elecciones generales que no sería posible conformar un gobierno Frankostein de Alberto Núñez Feijoó y de Santiago Abascal.
Como se dice en mi pueblo, nos mean en la cara, pero carajo, nos dicen que llueve.
Ni Feijoó será presidente del gobierno , ni Abascal su fiel escudero, es más, no creo que estén capacitados para dirigir ni una comunidad de vecinos. ¿Es que alguien lo dudaba?
No tengo ninguna duda que Feijoó ha usado su no investidura para intentar afianzarse en la presidencia del PP, presidencia que le hace recaudar cientos de miles de euros, y es que a Alberto le importa tres pepinos perder su no investidura y ser humillado en sede parlamentaria por oradores muy superiores en intelecto, lo único que le importa es la pela.
No es fácil para él renunciar a su amistad con el narco gallego y a todo aquello que al él le reportaba en prebendas, y ya sabéis, a rey muerto, rey puesto.
Dicho claramente, Feijoó ha encontrado otro camello, y ese camello se llama España.