Regresar a Mérida es siempre una revelación. No es extraño que este humilde Juntaletras haga de cualquier novedad arqueológica un acontecimiento histórico que redunda entre lo divino y humano.
Y es que la vetusta Emérita Augusta sigue mostrando su pasado glorioso para deleite del conocimiento.
A pesar de haber escudriñado cientos de veces por sus entrañas, no dejo de sorprenderme de una civilización tan avanzada técnica y humanamente.
Pero era el 70 aniversario del festival de teatro clásico el que tintineaba en mi cabeza ya desde el año pasado.
El teatro romano es el mejor escenario para ver representadas obras de los mejores autores clásicos.
Tuve la ocasión de ver una versión de Francisco Nieva sobre ‘La Paz’ de Aristófanes, dirigida por Rakel Camacho y protagonizada por Joaquín Reyes como Trigeo. Apuntar que Reyes juega con ventaja a la hora de representar el papel. Irreverencia , incoherencia y fantasía, cualidades de sobra conocidas por Reyes , que le hace salir victorioso de la irreverencia de Nieva.
Pero es Astrid Jones la que brilla entre estas vetustas ruinas del teatro de Mérida.
Jones da vida esa eterna controversia entre el bien y el mal. Representa con gran talento a La Guerra frente a La Paz de Laura Galán.
Con una representación artística de gran nivel, La Paz, siempre merecerá la pena.